La batalla del Somme de 1916 fue una de las más largas y sangrientas de la Primera Guerra Mundial, con más de un
millón de bajas entre ambos bandos. Las fuerzas británicas y francesas intentaron romper
las líneas alemanas a lo largo de un frente de cuarenta
kilómetros al norte y al sur del río
Somme, en el norte de Francia. El principal propósito de la batalla
era distraer a las tropas germanas de la batalla de Verdún; sin embargo, las bajas
de la batalla del Somme terminaron siendo superiores a las de esta última.
La batalla es recordada principalmente por su primer día, 1 de
julio de 1916, en el que los
británicos sufrieron 57 740 bajas, de las cuales 19 240 fueron mortales.
Constituye la batalla más sangrienta en la historia del Ejército Británico.
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