En el
siglo VII, apareció en China la primera receta de una amalgama para empastes
dentales. Pero no fue hasta el S.XIX cuando Pierre Fauchard, médico y odontólogo, diseñó
métodos para retener en su sitio dentaduras superiores e inferiores, uniéndolas
mediante láminas de acero o muelles en espiral. Propuso la utilización de
dientes de humanos muertos o tallados de marfil, que se insertaban una vez perforados con un
clavo de plata para la corona y se sujetaban con hilos a los dientes
conservados. Se
lo reconoce como el “padre de la odontología moderna”. Se dice que
su libro, Le chirurgien dentiste (El dentista cirujano), fue
el primero en brindar una descripción completa científica de la odontología. La
obra de Fauchard fue continuada por otros que expandieron el conocimiento de la
profesión a través de Europa.
Existe una leyenda curiosa sobre una dentadura
postiza. Se dice que George
Washington, primer presidente de los Estados Unidos, llevaba
una dentadura postiza de madera, motivo por el cual, según dicen, nunca reía.
Washington perdió muy joven sus dientes pero después
de muchos años de sufrimiento, John Greenwood elaboró para él una prótesis con
dientes de humanos y de animales y con una pulida placa de marfil. En aquellos
tiempos los dientes humanos “postizos” se obtenían principalmente de campos de
guerras, aunque también había personas que los vendían.
Finalmente
en el siglo XIX, para nuestra suerte, se empezaron a fabricar los primeros
dientes artificiales de celuloide.
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