“dormir
poco y mal, sobretodo en edades tempranas, condiciona la salud del individuo
durante el resto de su vida”. Se ha
evidenciado que “el trabajo, los estudios, las
obligaciones familiares, en definitiva, nuestro ritmo de vida
provocan que, en muchas ocasiones, el sueño se resienta”, por lo que “solemos
robar a la almohada horas para hacer otras cosas y como consecuencia, aparecen
síntomas de somnolencia diurna, disminución de
la atención y de la memoria, e incluso, depresión“.
“el sueño es
una necesidad básica del hombre, tanto como respirar, comer alimentos
saludables o hacer ejercicio y, por tanto, es fundamental para vivir más y mejor”.
Por eso, es fundamental acudir a un especialista en trastornos del sueño tan
pronto como sea posible porque, hoy en día, disponemos de medios diagnósticos
excelentes y tratamientos muy eficaces para poderlos solucionar”. No hay que
olvidar que “el cuerpo humano puede soportar el hambre y la sed más que la
falta de sueño”
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